EL GENOCIDIO ALEMÁN
El año 1935 no fue el inicio del exterminio masivo en la Alemania nazi, sino un punto de inflexión crucial en el proceso de deshumanización y segregación sistemática que sentaría las bases para el Holocausto. Fue el año en que el régimen de Adolf Hitler y el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) formalizaron legalmente el antisemitismo y el racismo, transformando los prejuicios en ley de estado y marcando un paso decisivo hacia la aniquilación de los judíos europeos y otros grupos. Este periodo se caracteriza por la intensificación de la persecución y el despojo de derechos, consolidando el aparato estatal para el genocidio.
La Consolidación del Régimen Nazi y la Ideología del Odio
Desde la llegada de Hitler al poder en enero de 1933, la ideología nazi, basada en la supremacía racial aria y un virulento antisemitismo, comenzó a infiltrar todos los aspectos de la sociedad alemana. Los nazis creían en una jerarquía racial en la que los alemanes "arios" (especialmente los nórdicos) eran la "raza superior", mientras que los judíos eran considerados la "raza inferior" por excelencia, una amenaza parasitaria que debía ser eliminada. Otros grupos como los romaníes (gitanos), eslavos, personas con discapacidades físicas o mentales, y homosexuales, también eran calificados como "indeseables" o "subhumanos".
Desde el principio, se inició una campaña de propaganda masiva que demonizaba a los judíos, los culpaba de los problemas económicos y sociales de Alemania y fomentaba un ambiente de odio y exclusión. Se organizaron boicots a negocios judíos, se destituyó a judíos de cargos públicos y se les prohibió ejercer ciertas profesiones. Sin embargo, 1935 representaría una escalada cualitativa en esta persecución.
Las Leyes de Núremberg: La Institucionalización del Racismo
El 15 de septiembre de 1935, durante el congreso del Partido Nazi en Núremberg, se promulgaron dos leyes que se convertirían en los pilares legales de la persecución judía en Alemania: las Leyes de Núremberg. Estas leyes no solo privaron a los judíos de sus derechos fundamentales, sino que también los definieron y segregaron legalmente, sentando las bases para su posterior aniquilación.
-
Ley de Ciudadanía del Reich (Reichsbürgergesetz): Esta ley establecía que solo los individuos "de sangre alemana o de sangre relacionada" podían ser ciudadanos del Reich. Los judíos, al ser definidos como una raza aparte y "extraña", fueron despojados de su ciudadanía alemana, convirtiéndose en sujetos del Estado sin derechos políticos. Esto significaba que no podían votar, ocupar cargos públicos ni tener los mismos derechos civiles que el resto de la población. Esta medida les arrebató su identidad legal y los dejó en una situación de vulnerabilidad extrema.
-
Ley para la Protección de la Sangre y el Honor Alemán (Gesetz zum Schutze des deutschen Blutes und des deutschen Ehre): Esta ley prohibió los matrimonios y las relaciones sexuales entre judíos y "ciudadanos de sangre alemana o de sangre relacionada". También prohibió a las judías emplear en sus hogares a mujeres alemanas menores de 45 años. El objetivo era "proteger la pureza de la sangre alemana" y evitar la supuesta "contaminación racial" que, según la ideología nazi, debilitaría a la nación.
Estas leyes transformaron la discriminación en un mandato legal, permitiendo al Estado nazi intensificar la exclusión de los judíos de la vida pública y social. Se utilizó la ascendencia familiar (tener tres o cuatro abuelos judíos, sin importar la religión practicada) como criterio para definir quién era judío, lo que afectó incluso a aquellos que se habían asimilado y no practicaban el judaísmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario